Olivar, vol. 21, nº 34, e113, noviembre 2021 - abril 2022. ISSN 1852-4478
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria

Reseñas

Javier Cercas, Terra Alta, Barcelona, Planeta, 2019, 384 pp. Javier Cercas, Independencia, Barcelona, Tusquets, 2021, 400 pp.

Magdalena Pérez Facio

Consejo de Educación Secundaria, Uruguay
Cita recomendada: Pérez Facio, M. (2021). [Revisión del libro Terra Alta de J. Cercas ]. Olivar, 21(34), e113. https://doi.org/10.24215/18524478e113

El escritor extremeño Javier Cercas ha desarrollado ampliamente su obra dentro del género de la autoficción. Su primera novela de gran repercusión, Soldados de Salamina (2001), gira en torno a la figura de un desconocido soldado republicano que perdonó la vida a Rafael Sánchez Mazas, fundador de la falange. Sin embargo, no es menos importante en ella la reflexión que el narrador, llamado Javier Cercas, realiza sobre la decisión tomada por el joven republicano y sus posibles motivaciones. En El monarca de las sombras (2017) se vuelve a abordar el tema de la Guerra Civil, en este caso desde la perspectiva contraria, centrándose en la figura de Manuel Mena, tío abuelo del narrador -Javier Cercas- que murió combatiendo para el bando nacional. Las dos novelas se ubican en un mismo contexto histórico y comparten un profundo cuestionamiento ético. El evidente vínculo entre ellas hace que El monarca de las sombras sea -como lo ha afirmado el propio autor- la contracara de Soldados de Salamina y que su publicación marque el fin de un ciclo.

La nueva etapa se abre con Terra Alta (2019) y se continúa, en 2021, con Independencia. Es conveniente abordar juntas ambas novelas porque evidencian un cambio de rumbo en la narrativa de Javier Cercas, con el abandono -al menos momentáneo- de la autoficción y un planteo que deja de lado la indagación en la historia reciente de España. Cabe destacar, no obstante, que la Guerra Civil sigue estando presente, aunque de forma más solapada. El escenario elegido para la primera novela es el paraje de la provincia de Tarragona que fue escenario de la recordada batalla del Ebro: la Terra Alta.

Terra Alta se presenta con todos los elementos propios de la novela negra: un crimen atroz, en cuya descripción el narrador no ahorra detalles, y la presentación del joven policía Melchor Marín, que será el protagonista de esta nueva serie de novelas (el autor ha anunciado que está escribiendo la tercera y cabe esperar una cuarta). La novela se inicia cuando Marín, que ha sido enviado a una tranquila comarca catalana para ponerlo a salvo de una represalia yihadista por su destacada intervención contra los atentados terroristas de Barcelona en 2017, recibe el llamado que anuncia el asesinato del matrimonio Adell. En una comarca en la que los habitantes tienen la sensación de que “nunca pasa nada”, la saña con la que se perpetró el crimen y el hecho de que las víctimas fuesen los conocidos propietarios de la empresa más importante de la región hacen que toda la Terra Alta se vea impactada.

A partir de ese momento, la novela avanza combinando la trama vinculada al presente de la acción -la investigación del asesinato- con la presentación del protagonista y su sinuoso pasado. Hijo de una prostituta asesinada en condiciones no aclaradas, con un recorrido delictivo que lo llevó a la cárcel apenas cumplida la mayoría de edad, Melchor Marín desarrolla un particular sentido de la justicia. Durante su experiencia en la cárcel se transforma en un lector voraz o, para utilizar una expresión usada por Cercas en un artículo de 2009 que lleva ese nombre, en un “lector vampiro”. Melchor Marín es un buen ejemplo de ese lector que “no quiere leer los libros, quiere ser los libros”, que no lee por diversión sino “para sobrevivir”. Su primer acercamiento a la literatura es la curiosidad que le produce ver al preso encargado de la biblioteca, a quien apodan el Francés, abstraerse del mundo con un libro en la mano. Gracias al bibliotecario, Melchor descubre Los miserables de Víctor Hugo, la novela que le mostrará un camino de redención. En medio del ambiente hostil de la prisión, ese joven que no ha logrado procesar su propio dolor puede reconocerse a partir de la identificación con el sufrimiento de Jean Valjean. Su modelo no será, sin embargo, el señor Magdalena sino Javert, cuya obsesión por el cumplimiento de la ley lo interpela. Melchor Marín decide entonces convertirse en policía no para olvidar su pasado sino para transformar el dolor y el odio en un estímulo para luchar contra “los malos”. La reflexión sobre el límite entre la justicia y la venganza atraviesa la novela y permanece en esa zona que Cercas llama “el punto ciego”.

Recordemos que en su libro El punto ciego (2015), Cercas maneja este concepto: “En algún momento de su desarrollo se formula una pregunta, y el resto de la novela consiste, de una forma más o menos visible o secreta, en un intento de responderla, hasta que al final la respuesta es que no hay respuesta” (2015: 54). Como es esperable en una novela negra, el policía logra descubrir a los responsables del asesinato e identificar el móvil del crimen, pero en Terra Alta el enigma profundo no es quién mató al matrimonio Adell. La zona de indefinición está en la complejidad del protagonista y en la relación no resuelta con su pasado. Las incógnitas vinculadas a su historia vital y los cuestionamientos éticos que estas le generan constituyen un nudo que no debe resolverse y que propicia la continuación de la historia. El vínculo entre Terra Alta e Independencia no está dado solamente por su condición de novelas negras ni por el protagonista común, sino por el hecho de que ambas comparten el mismo punto ciego.

Independencia se ubica en 2025, en un mundo que ya ha superado la pandemia y en el que Melchor Marín ha recuperado su rutina. Transcurridos unos años en los que el protagonista reconstruye como puede su vida, debe volver a Barcelona para encargarse del nuevo caso que le asignan: la alcaldesa está siendo amenazada con la divulgación de un video sexual. Aunque el delito que desencadena la trama se presenta de forma menos truculenta que el asesinato de los Adell, a medida que avanzamos la atmósfera se vuelve más sobrecogedora que en la novela precedente, porque la impunidad del poder es un enemigo contra el que las armas de la justicia y la legitimidad se revelan inútiles. Lo que empieza como la investigación de un chantaje termina siendo para el protagonista la oportunidad de desvelar las dudas que lo atormentan y zanjar la relación conflictiva con su pasado. Así como la concepción de la justicia que tiene Javert interpela en su momento al joven Melchor Marín, las decisiones de este obligan al lector a cuestionarse. La novela no pretende dirimir el planteo ético de fondo -hacerlo sería arrojar una luz innecesaria sobre el punto ciego-, antes bien, lo lanza hacia los lectores.

A pesar de la crudeza de los temas que aborda, Independencia deleita con planteamientos metaliterarios que permiten la distensión a la vez que nos vuelven a contactar con el Cercas autoficcional de la primera etapa. La referencia a El Quijote es evidente. Melchor Marín se entera de que su historia ha sido contada por un tal Javier Cercas y su desconcierto es bastante similar al que le produce a Don Quijote saber de la existencia del historiador arábigo. Es importante recordar que ya en su novela El impostor (2014), Cercas jugaba a ser Cide Hamete Benengeli, convirtiéndose en el cronista de las aventuras de Enric Marco y, más aún, propiciaba su identificación con Cervantes reservando para su vínculo con el impostor aquellas palabras atribuidas a la pluma cervantina: “para mí y solo para mí nació…”.

En Independencia, nos encontramos con varios personajes que han leído o han escuchado hablar de una novela llamada Terra Alta, cuyo protagonista es Melchor Marín, un joven policía a quien la prensa había destacado como “el héroe de Cambrils” por su actuación durante los atentados de 2017 y que tiempo después había resuelto el crimen de los Adell. Aunque Javier Cercas solo aparece mencionado como el autor de la novela y, por lo tanto, no podríamos hablar de un regreso a la autoficción, no deja de ser un guiño para sus lectores. La constante mención de Terra Alta en Independencia refuerza, desde un lugar más lúdico, el vínculo entre ambas y nos hace volver a la primera para contemplarla en este juego cervantino.

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