Olivar, diciembre 2018, vol. 18, n° 28, e044. ISSN 1852-4478
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria

Reseña

Manuel Gutiérrez Aragón, El ojo del cielo, Barcelona, Anagrama, 2018, 176 pp.

Luz Salazar Landea
IdIHCS, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Universidad Nacional de La Plata / CONICET, Argentina

Cita sugerida: Landea, L. S. (2018). [Revisión del libro El ojo del cielo por M. Gutiérrez Aragón]. Olivar, 18 (28), e044. https://doi.org/10.24215/18524478e044

El ojo del cielo (2018) continúa las líneas trazadas en los últimos años por el escritor, guionista y cineasta Manuel Gutiérrez Aragón. Tras una larga y asentada trayectoria como realizador fílmico, el autor incursionó en el ámbito de la narrativa con la publicación de, hasta el momento, cuatro novelas: La vida antes de marzo (Premio Herralde de Novela 2009), Gloria mía (2012), Cuando el frío llegue al corazón (2013), y, finalmente, El ojo del cielo (2018).

Se trata de una novela breve que logra condensar, una vez más, los rasgos centrales del estilo del autor. Nuevamente se elige como paisaje los valles de Cantabria, su provincia natal; espacio que se continúa configurando en la novela con enorme habilidad. Esta vez, la narración se centra en un universo femenino: una madre y tres hijas que, abandonadas por la figura paterna, se trasladan a una cabaña aislada arriba del monte y reorganizan sus condiciones de subsistencia. Sólo una de las mujeres, realizando largos viajes de su casa al pueblo y del pueblo a su casa, podrá continuar sus estudios. La relación de estas mujeres con el paisaje, y con ciertos elementos típicos del mundo rural, como el arado, las vacas o los personajes veterinarios, será central.

Si la única presencia masculina consistía en la sombra del padre fugado en una fotografía rota, la convivencia femenina se desestabiliza con la llegada de un moro que la madre contrata para ayudar en el hogar. Las hijas adolescentes, por su parte, atraviesan cada una su proceso amoroso, iniciándose en las relaciones con los hombres. Podemos seguir la historia de Ludi Pelayo, el joven protagonista de Cuando el frío llegue al corazón, porque reaparece ahora crecido y periodista, y es quien accede a los sucesos por ser amante de una de las hermanas.

Sin embargo, la novela no está narrada por Ludi ni centrada en él, sino que Gutiérrez Aragón opta por una perspectiva múltiple, en la que el narrador va dejando sonar alternadamente las voces de distintos personajes. Cargada de humor y misterio, esta novela breve, cuyo motor narrativo es la llegada y la partida del moro, permite visualizar con mayor certeza las características de la narrativa del autor, así como su inserción en el marco de la novela española reciente. Por otra parte, el autor muestra su voluntad de presentar paisajes y relatos configurados de manera similar a aquello narrado en sus películas, confirmando su opinión de que en verdad, el trabajo del director se realiza más que nada detrás de una computadora y posee un componente literario intrínseco. Es esto, al parecer, lo que le ha permitido trasladarse a la narrativa para ingresar en ella como un escritor maduro.

La cualidad reciente de Manuel Gutiérrez Aragón en el ámbito de la narrativa hace que aún no haya suscitado mayor atención crítica. Sin embargo, las líneas trazadas por su escritura sugieren numerosas posibilidades para repensar una literatura inserta en el marco de los nuevos medios y las nuevas comunicaciones.

En primer lugar porque permite examinar los diálogos entre literatura y cine, al configurar el autor, entre sus películas y sus libros, un universo cohesionado en donde diversos motivos que habían aparecido vuelven ahora en forma narrativa (las palabras de Manuel Vicent sobre esta novela: “Un gran narrador: primero fueron imágenes, ahora son palabras”). Sobre todo, se percibe un enorme interés por representar a través de ciertas imágenes las dolencias y cualidades de un mundo rural pasiego que, en este caso, sobrevive y contrasta con diversos elementos del mundo globalizado. En esta novela, por ejemplo, el cruce intercultural entre el mundo rural y la globalización se inserta a través de ciertas escenas no centrales pero persistentes, como los soldados de la OTAN que suben y bajan del monte donde poseen un cuartel muy cerca de la cabaña de las protagonistas, o la presencia de una “smartcity” donde las mujeres van a vender helados caseros. Estas imágenes conviven con la existencia rural, dificultosa y ciertamente aislada de las cuatro mujeres en la cabaña (cuyo problema principal, aclara desde el primer momento el narrador, es que no llega el wifi), pero también con la representación tradicional del pueblo, con cafés, camiones lecheros, vendedores ambulantes y trabajadores del campo.

Sin embargo, el tratamiento de los hechos históricos y de las consecuencias notables de la desigualdad de la globalización en España en ninguna forma es llevado a cabo de manera melodramática, como tampoco lo fue el tratamiento del franquismo en su anterior novela Cuando el frío llegue al corazón. Muchas veces, este tema está representado a través de diálogos ingeniosos, o mediante la inserción en la novela de elementos tecnológicos frustrados, como una computadora rota o canciones de llegada masiva que las muchachas escuchan en la radio y aprenden imitando graciosamente la fonética del idioma inglés.

Asimismo, sabemos que el autor ha abandonado el cine por encontrar dificultosa la realización de cine de autor con el nuevo boom audiovisual de las series, que en ninguna manera critica, sino que acepta con goce. Lo cual puede pensarse como una invitación hacia la pregunta sobre el nuevo lugar de la literatura a partir de los numerosos cambios que la tecnología y las comunicaciones han configurado en el campo de la cultura.

En este sentido, Gutiérrez Aragón ha recibido calurosamente las posibilidades narrativas de esta “literatura en la era de la comunicación” (aquí me refiero a los trabajos de Joan Oleza en torno a la literatura en la posmodernidad), y permite reflexionar acerca de las nuevas posibilidades y posiciones que el autor adopta respecto de su escritura a la hora de narrar una historia. Sobre todo, porque, en esta novela, fusiona voces y espacios con el goce de una intriga breve en la que conviven en un mismo plano la rutina diaria de la existencia en un pueblo rural que resiste, en algunos aspectos, a la globalización, con historias maravillosas narradas por un personaje singular. Si pensamos en la novela en España, su escritura, descripta como a caballo entre lo realista y lo mágico, se inserta en las búsquedas de la narrativa y propone algunas respuestas dignas de ser indagadas.

HTML generado por Redalyc a partir de XML-JATS4R. Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto.